México alberga 22 especies y subespecies de psitácidos (loros, pericos y guacamayas) de las cuales 7 son exclusivas de México, es decir, son especies endémicas.

Además, se puede contar como la 23ª especie al loro monje (Myiopsitta monachus). Individuos escapados o liberados de esta especie de Sudamérica han podido formar poblaciones estables en varias ciudades de México.

¡Todas las especies de psitácidos en México están en peligro de extinción!

Estadísticamente, cada loro en una jaula representa a cuatro aves
muertas que fallecen durante la captura o el transporte (ver informe de
Defenders of Wildlife, México 2007 y 2012).

La captura y el comercio de loros, pericos y guacamayas están prohibidos en México desde 2008, pero la tenencia de aves en condiciones a menudo inadecuadas tiene una larga tradición en el país. Los psitácidos, que son longevos y altamente inteligentes, suelen ser mantenidos en jaulas diminutas sin la posibilidad de exhibir su comportamiento natural. Esto lleva, en la mayoría de los casos, a una muerte prematura tras un período prolongado de enfermedad y trastornos de comportamiento como el arranque de plumas, la agresión y la apatía.

A nivel mundial, los poblaciones salvajes de psitácidos están en peligro de extinción y, por lo tanto, se encuentran entre los grupos más amenazados de todas las especies de aves (ver Parrot Action Plan, publicado por Snyder et al.,
2000).

La situación es especialmente crítica en las regiones neotropicales, donde casi el 31 % de las aves loro están en peligro de extinción (Collar y Juniper 1992, Collar 2000, Lantermann 2012).

Las principales razones para el dramático declive son el trafico ilegal, la destrucción del hábitat, así como el cambio climático y la introducción de nuevas especies no nativas.